Los acumuladores de calor son dispositivos utilizados para almacenar calor durante períodos de baja demanda de calor y liberarlo cuando se necesita. Estos dispositivos son comúnmente utilizados en sistemas de calefacción para aprovechar las tarifas de electricidad más económicas durante las horas nocturnas y para proporcionar calor durante el día sin la necesidad de estar constantemente utilizando electricidad.

Funcionan mediante la acumulación de calor durante los períodos de bajo consumo de energía, por lo general durante la noche, cuando las tarifas de electricidad son más bajas o cuando hay un exceso de calor generado por fuentes de energía renovable como la energía solar o eólica. El calor se almacena en un material con capacidad para retener calor, como ladrillos de arcilla, piedra u otros materiales cerámicos.

Cuando se requiere calefacción, el acumulador de calor libera gradualmente el calor almacenado en su interior hacia el espacio que se desea calentar, proporcionando así calor constante y uniforme durante un período prolongado de tiempo. Esto ayuda a reducir el consumo de energía y a optimizar el uso de fuentes de energía renovable al evitar el desperdicio de calor generado durante los períodos de baja demanda.

Los acumuladores de calor pueden ser una opción eficiente en términos de costos y energía para aquellos que tienen tarifas de electricidad variables o que desean reducir su dependencia de los combustibles fósiles en sistemas de calefacción. Sin embargo, es importante dimensionar adecuadamente el acumulador de calor según las necesidades de calefacción del espacio y tener en cuenta factores como la aislación del edificio y el clima local para garantizar su eficacia y rentabilidad.